
¿Cómo tratar, sin doblegarse, a un vecino incómodo con quien no se puede pelear? La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, lo consiguió hasta ahora con su homólogo estadounidense, Donald Trump, su polo opuesto.
Científica, de clase media y con carácter reservado, la primera presidenta en la historia de México busca ganarse el respeto de Trump, que por un lado la llama mujer «maravillosa», pero por otro acusa a su gobierno de colusión con el narcotráfico.Más allá de la relación personal, el líder izquierdista de 62 años tiene que proteger los intereses comerciales de México frente a las amenazas arancelarias de Washington, sin claudicar en la defensa de la soberanía, opinan expertos.
Con poca experiencia internacional hasta el inicio de su gestión hace cinco meses, Sheinbaum cabalga en una popularidad del 80%.
Aquí tres claves de su estrategia para lidiar con Trump, que por ahora le valió un acuerdo hasta el 2 de abril para evitar el cobro de aranceles del 25% a las exportaciones mexicanas a Estados Unidos.
– «Cabeza fría» –
Académica y física, Sheinbaum no tiene que forzar su personalidad para mantenerse pragmática frente a Trump.
«Calma y cabeza fría», pidió cuando el presidente ordenó deportaciones masivas y declaró en «emergencia» la frontera de 3.100 km apenas regresó a la Casa Blanca en enero.
Evitar «responder a la retórica de Trump» es parte de su estrategia, dice Pamela Starr, especialista en la relación binacional en la Universidad del Sur de California.
Esto la diferencia de otros líderes de la región, como el izquierdista Gustavo Petro, presidente de Colombia, quien desató una crisis efímera tras rechazar aviones militares estadounidenses con deportados.
También del exprimer ministro canadiense Justin Trudeau, quien gravó la importación de productos estadounidenses en represalia a los aranceles de Trump al acero y el aluminio.
Sheinbaum evita la confrontación con el magnate.
«Quitó testosterona de la ecuación», resume el periodista Pedro Miguel, cercano al partido oficialista.
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