El caso de la niña Stephora Anne-Mircie Joseph, quien falleció el pasado 14 de noviembre en las instalaciones de la Hacienda Los Caballos en Santiago durante una excursión del colegio Da Vinci y que ha sido presentado hasta ahora como un ahogamiento, podría ser distinto: en una conversación telefónica que sostuvo Edwind Paraison, presidente de la fundación Zile, con la madre de la menor, Lovelie Joseph Raphael, se reveló que Stephora sufría acoso escolar constante por ser negra y haitiana.
De acuerdo con Paraison, a pesar de las denuncias presentadas ante la dirección del centro educativo, no se adoptaron medidas para enfrentar un problema que afecta, bajo distintas formas, a diversos centros educativos en toda la región: el llamado bullying.
“Algunos niños saben lo que ocurrió, y también algunos adultos que se rehusaron a ofrecer una explicación a tiempo a la desconsolada madre”, expresó Paraison.
A su entender, aquí es donde emerge la dimensión profunda de esta tragedia. “La verdad se vuelve incómoda, no solo por la responsabilidad que podría recaer sobre actores concretos, sino porque toca temas que ciertos sectores prefieren no ver: racismo, discriminación y la negación sistemática -cuando ocurre- de violaciones de derechos humanos contra haitianos en la República Dominicana”.
Recordó que el caso Stephora trae a colación otros episodios donde la verdad fue silenciada para “proteger” la imagen del país. “El ejemplo del joven haitiano Henri Claude Jean, conocido como Tulile, encontrado ahorcado en el Parque Ercilia Pepín en 2015, es emblemático. A pesar del peso simbólico —evocando prácticas del Ku Klux Klan—, el caso se diluyó en la desmemoria institucional. La investigación no prosperó. Simplemente se dejó así”.
Edwind Paraison levantó su voz para proclamar que por los miles de niños haitianos y dominicanos que comparten las aulas es urgente romper el patrón de silencios.
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