La red de narcotráfico del caso Búfalo NK, integrada por ciudadanos dominicanos, colombianos y venezolanos, se dedicaba al tráfico de drogas, armas y al lavado de activos. La estructura mantenía vínculos con el Cartel de Sinaloa, en México, y con la organización “Los Lorenzana”, en Guatemala, a quienes se les incautaron 1,824 kilos de cocaína.
Así consta en la acusación del Ministerio Público, que solicita enviar a juicio a los imputados vinculados a la estructura criminal del caso Búfalo NK: Joelvis Idelfonso Montero Pérez, Francisco Morrobel Pérez, Cristino Rotestán Clase, Braulio Rotestán Clase, Johnny Casimiro Tejada, Geyser Climerson Castillo Mordan, Luigui Aneudy Ureña Reid, Glorisel de la Cruz Paulino, Yamilka Paulino, Leda Margarita Clase, Jomaiky Ureña Rotestán y Estafany de la Cruz Paulino.
El grupo, parte de una amplia red transnacional, también contaba con enlaces en Puerto Rico, Estados Unidos y Europa.
Según la investigación, estaba especializado en el movimiento de grandes cargamentos de cocaína desde Colombia y Venezuela hacia República Dominicana, con capacidad logística y financiera para movilizar hasta seis toneladas de droga al año, posteriormente distribuida en Estados Unidos y Puerto Rico.
Facilidad de traslado
De acuerdo con la instancia acusatoria, la estructura que operaba desde 2019 podía ejecutar operaciones simultáneas en distintas jurisdicciones, utilizando rutas marítimas y aéreas para el transporte de cargamentos a gran escala, consolidándose como un eslabón clave del narcotráfico internacional.
La red permeó estamentos armados dominicanos.
La organización disponía de embarcaciones pesqueras y lanchas rápidas tipo go fast, así como de teléfonos satelitales y sistemas de comunicación encriptados, elementos que evidencian un alto nivel de sofisticación.
Poderío
La red también mostraba una notable capacidad de reacción: podía recuperar cargamentos varados, hundir embarcaciones para eliminar evidencias y rediseñar rutas ante amenazas de interdicción.
El documento señala que durante la investigación se identificaron doce operaciones de narcotráfico internacional atribuidas al grupo, de las cuales seis fueron neutralizadas, logrando la incautación de los cargamentos mencionados.
En República Dominicana, las operaciones eran encabezadas por Rafael Ynoa Santana (alias Felo, El Cojo o Pocho), quien fungía como coordinador operativo, junto a Isidoro Rotestán Clase (alias El Men, Juan Carlos o José Pérez), identificado como principal patrocinador y socio de Ynoa Santana.
En Puerto Rico, Joelvis Idelfonso Montero Pérez era el responsable de recibir los cargamentos junto a otros contactos de Rotestán Clase, quien ya fue condenado a 120 meses de prisión en ese territorio. La audiencia preliminar del caso Búfalo NK se conocerá el próximo día 28 en el Primer Juzgado de la Instrucción del Distrito Nacional. Además de los imputados, el expediente involucra a las empresas Mariscos del Caribe Clase S.R.L., Mojos S.R.L. y Elegant Records Productions E.I.R.L.
Sobornos a autoridades
Los miembros de la estructura de narcotráfico realizaban pagos en forma de sobornos a agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) y de la Armada de la República Dominicana para garantizar la entrada y el desembarco seguro de cargamentos de drogas.
Así consta en la acusación del Ministerio Público, que establece que la red hacía pagos recurrentes a miembros de esas instituciones con el fin de mantener el imperio de la organización, operando bajo un esquema de corrupción transnacional coordinado por Isidoro Rotestán Clase (alias El Men, Juan Carlos o José Pérez), quien consolidaba su papel como financista y enlace con actores locales de poder.
Al penetrar a esas instituciones, facilitó que los miembros de la organización criminal trasladaran los cargamentos de cocaína, una vez en territorio dominicano, hacia almacenes ubicados en La Vega y en la región Este del país.
Desde estos puntos de acopio se organizaban los envíos hacia Puerto Rico, Miami y Barcelona.
La operación
— Inteligencia
La Operación Búfalo NK fue desarrollada en septiembre de 2024 por el Ministerio Público, en coordinación con la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), el Ministerio de Defensa, agencias de inteligencia, la DEA y el Comando Sur de Estados Unidos.
Dos cabezas lideraban la red en el país
Estructura. El expediente indica que en República Dominicana la red funcionaba bajo una dirección bicéfala, encabezada por Rafael Ynoa Santana (ya condenado) e Isidoro Rotestán Clase (El Men, Juan Carlos o José Pérez).
Ynoa Santana se encargaba de la coordinación operativa, supervisando embarcaciones, tripulaciones, almacenes y distribución de la droga; mientras que Rotestán Clase actuaba como financista y administrador del esquema de lavado de activos, con poder de decisión sobre cargamentos, sobornos y adquisición de bienes.
Ambos operaban de manera paralela, constituyendo el brazo local de los cabecillas colombianos. En cuanto a su estructura jerárquica, se identificaron roles como el del cabecilla internacional Juan Carlos López Macías (Sobrino).
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