Ortega también arremetió en contra de Petro, de quien dijo que lo veía «como compitiendo con Lula en ver quién va a ser el líder que va a representar a los yankis en América Latina».
Para Fernando Pedrosa, profesor e investigador de la Universidad de Buenos Aires, «Brasil tiene un gran problema. Brasil por un lado presiona, pero tampoco termina de presionar, porque también Maduro está amenazando eso soterradamente con iniciar un conflicto armado en el Esequibo, en la frontera con Brasil».
La crisis entre Venezuela y Guyana se exacerbó a finales del año pasado después de que Caracas aprobara en un referéndum anexionarse el Esequibo, un territorio de unos 160.000 kilómetros cuadrados, rico en petróleo y recursos naturales, conflicto en el que Brasil tuvo un papel de mediador.
«Hace tiempo que en América Latina la polarización no es entre izquierda y derecha, sino entre autoritarismo y democracia. Los principios tienen que ser los mismos independientemente de la ideología», dijo a EFE Juanita Goebertus Estrada, directora de la División de las Américas de Human Rights Watch (HRW).
Lealtades políticas
El Gobierno venezolano y Maduro «se sienten muy seguros» y en ese sentido están «arrastrando» a sus aliados como Ortega o la presidenta hondureña, Xiomara Castro, afirmó a EFE Pedrosa.
Este miércoles, Castro ordenó dar por terminado el tratado de extradición con Estados Unidos, luego de que la embajadora estadounidense en Tegucigalpa, Laura Dogu, cuestionara una reunión entre el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, quien ha sido sancionado por el Gobierno de Joe Biden, y funcionarios hondureños.
«Se siente fuerte para torear a un Gobierno como EE.UU., que es un Gobierno que ya está en retirada. Siente que es un momento de fortaleza para ella por su alianzas con Venezuela y otras potencias extraregionales», opinó el analista argentino que añadió que cuando asuma la nueva Administración estadounidense seguramente otra será la postura del país centroamericano.
En la actualidad el dominio de la izquierda en Latinoamérica es complejo y está marcado por contextos históricos, políticos y económicos internos, por lo que la izquierda en la región no es un bloque monolítico.
La región pasa «por un ciclo de dominio de la izquierda con diferencias nacionales y conflictos que tienen que ver con lo nacional», explicó Pedrosa.
«(Gabriel) Boric en Chile lo ha tenido muy claro, por eso no le ha temblado la voz ni ante Maduro y Ortega, ni ante (Nayib) Bukele en El Salvador. Xiomara Castro en Honduras, en cambio, ha optado por alinearse con autoritarios tanto de izquierda como de derecha. Lula, AMLO y Petro están tratando de jugar un rol positivo en la región, privilegiando canales diplomáticos», señaló Goebertus.
Sin embargo, agregó que «el tiempo se agota y van a tener que escoger si terminan alineados con el autoritarismo o si están dispuestos a realmente defender los derechos humanos y el estado de derecho por encima de lealtades políticas».
La situación en Venezuela también ha generado fuertes debates en la Organización de Estados Americanos (OEA) y otros foros internacionales, en los que no se ha logrado un consenso evidenciando las profundas divisiones en la región sobre cómo abordar y responder a crisis como la venezolana.
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