Buenos días.
En estos días estuve por Orlando Florida en asuntos como siempre: chequeos médicos producto de una edad avanzada.
Allí disfruté de mi estadía ya que me dió la oportunidad de ver amigos de mis tiempos vividos por esos lares. En ese viaje encontré varios eventos a efectuarse en esos días de otoño, tales como el mes del cáncer de mama, el mes de las brujas y el mes del orgullo gay.
Las cosas han tomado un rumbo distinto en este asunto del festival gay. La asociación metropolitana de negocios patrocinó este desfile gay ya que esa comunidad ha dado un crecimiento vertiginoso y ellos necesitan de ese clientelismo para sus fines comerciales.
Yo no estoy de acuerdo con ese pecado, pero como dicen por ahí, quien soy yo para juzgar y no amar al pecador?. Sabemos que todavía la discriminación está dividiendo algunas comunidades a nivel mundial.
Los sentimientos de xenofobia aumentan cada momento. No podemos culpar a todo aquel que no tenga los mismos sentimientos sexuales que tenemos nosotros. No olvidemos que todos los seres humanos nacen con igualdad en dignidad y derechos.
La pregunta que nos estamos haciendo ante tanta desigualdad es: que haría Cristo ante tantos problemas y tantas discriminación y ante aquellos que tienen una mentalidad incambiable y con tan poca aceptación?.
En esas paradas de orgullo gay, en todos los estados de la urbe norteamericana, son muchos los que años tras años se agregan bien sea buscando votos políticos o solo por oportunidad de salir del armario.
De todas manera la pregunta sigue siendo: que haría Cristo si lo hubieran invitado a ese festival del orgullo gay?
Que sea lo que Dios quiera.
Hito Solano.